El experto norteamericano en recursos hídricos, Dr. John Selker, dictó la charla magistral “La física del movimiento vertical del agua en Atacama y Marte: el rol del gradiente geotermal en ambientes hiper-áridos”, en el campus Chillán de la Universidad de Concepción, actividad organizada por la Dirección de Postgrado y Facultad de Ingeniería Agrícola de la casa de estudios (fiaUdeC).
En su visita a la zona, también recibió la medalla centenario de la UdeC, de manos del Rector Dr. Carlos Saavedra, en el marco de las celebraciones por los cien años de la institución.
El Dr. Selker es profesor del Departamento de Ingeniería Biológica y ecológica de la Universidad del Estado de Oregón, y ha desarrollado investigaciones en más de 20 países en África, Europa, Asia y América.
Comenzó a visitar Chile en 1995, donde ha concentrado buena parte de su trabajo en el secano interior de Ñuble. Ha publicado 12 artículos científicos en revistas especializadas sobre pequeñas cuencas de la zona, específicamente de Ninhue y Portezuelo, en los que aborda distintos aspectos de la hidrogeología, para comprender cómo funcionan los acuíferos y los procesos subterráneos, como procesos de infiltración, fisuras en el suelo o escurrimiento superficial, de hecho, junto a su equipo desarrolló un modelo matemático de expansión del suelo y una tecnología para calcular la capacidad de los pozos noria.
Según expuso el académico de fiaUdeC, Dr. José Luis Arumí, el trabajo del Dr. Selker ha permitido entender cómo las características del suelo, altamente erosionado, en los valles del secano interior, limitan la disponibilidad de agua en esa zona, ya que según explicó, el suelo arcilloso se expande con la humedad, lo que impide la recarga de acuíferos subterráneos durante el invierno.
En uno de sus proyectos, el experto desarrolló la tecnología para medir el comportamiento del suelo, específicamente los cambios de dimensiones de las fisuras, en el secano interior de Ñuble. “Por primera vez en el mundo pudimos medir en tiempo real cómo están cambiando las dimensiones de las fisuras, porque la tasa de infiltración en el secano es una situación extrema en el mundo, porque durante el verano puede infiltrar 30 centímetros de agua por hora, y por el contrario, en invierno es un mililitro de agua en 30 años, está cerrado, porque son suelos expansivos, que se expanden por el contenido de agua, las primeras lluvias se infiltran y luego se cierran las fisuras”, indicó.
Acumulación
En ese sentido, planteó que si bien es difícil pensar en la recarga artificial de acuíferos subterráneos con el objetivo del riego, por las características del suelo en el secano (granítico, de baja porosidad), afirmó que en algunas cuencas, como la del río Lonquén, se podrían construir pequeños embalses estacionales, que permitan acumular agua durante el invierno para regar en verano.
De igual forma, mencionó como alternativa de acumulación la generación de pequeños embalses de arena o también llamadas represas subterráneas.
El investigador también abordó el impacto de las plantaciones forestales en el comportamiento hidrológico del secano de Ñuble. Destacó que a partir de sus observaciones y mediciones en los bosques del secano, la tasa de infiltración es más alta, “porque los árboles y los seres vivos del bosque necesitan agua, entonces ellos van cambiando las fisuras en el suelo y las mantienen abiertas para que el agua pueda entrar todo el año”. Ello, a diferencia de lo que ocurre en los predios donde por generaciones se cultivó trigo, con prácticas que degradaron el suelo, al extremo de perder casi la totalidad de la materia orgánica.
En ese sentido, planteó que sería interesante investigar cómo ha cambiado la hidrología del secano en los últimos 20 años como consecuencia de la expansión forestal. “Yo pienso que puede ser un cambio fuerte, pero no tenemos ningún dato sobre esta pregunta”.
Con este antecedente, el Dr. Selker afirmó que “los bosques son interesantes, porque si pensamos en un embalse en sectores donde se cultivó trigo, vamos a tener pura arena y sedimentos, por lo que el embalse se va a llenar de sedimentos, en cambio, en el bosque no hay mucha erosión, entonces, esos lugares con más pendiente y flujos superficiales, sin sedimentos, son ideales para construir microembalses”.
Consultado por la posibilidad de seguir estudiando el impacto del bosque en el secano, el Dr. Arumí expresó que existe la voluntad, pero que ello también depende de las posibilidades de financiamiento. “A mí me interesa seguir, y concretamente, presentaremos proyectos de investigación para responder estas preguntas”.
El académico de la UdeC reflexionó que “el hecho de que los ecosistemas evolucionen y que eso afecte las propiedades del suelo es algo nuevo para mí, entonces, esto nos hace pensar que nosotros provocamos esta destrucción del secano interior, producto de la incorporación del trigo, destruimos los bosques, y hoy vemos cómo la naturaleza se defiende evolucionando de otra forma. Por ejemplo, cuando tú mantienes un monocultivo estás constantemente luchando contra la evolución, y eso significa un costo importante, y a lo mejor si empezamos a entender cómo funciona la ecología se podría generar una producción con menos energía a un menor costo. Tenemos harto que aprender y desarrollar en cuanto a incorporar los conceptos de ecosistema y de ingeniería de sistemas biológicos dentro de la producción agrícola”.
Udec.cl