Constanza Escobar Cárdenas
Directora de Administración Pública
Universidad San Sebastián
Las aglomeraciones en los centros comerciales marcaron el inicio de esta semana y evidenciaron la falta de conciencia respecto de la pandemia. En todas las ciudades hubo miles de personas haciendo compras navideñas e infringiendo la normativa de la distancia física (Resolución 591 del Ministerio de Salud), lo que ha generado sumarios sanitarios.
Al parecer la ciudadanía priorizó una Navidad llena de regalos, dejó de lado la prevención de contagios de Covid 19 y mostró la pérdida del real sentido de esta fecha que es la conmemoración del nacimiento de Jesús. Celebración que, en estas especiales circunstancias, nos debiera llamar a reflexionar en su profundo significado que habla de ser cada vez más solidarios y caritativos, pues tal como lo plantea San Alberto Hurtado en su cuento “Las más felices Navidades” lo que debemos hacer es preguntarnos ¿qué buena acción puedo hacer en esta Navidad?
Una buena obra va mucho más allá de comprar regalos para nuestros seres queridos, sobre todo en este contexto de pandemia cuando ser solidarios y responsables con los demás es clave para evitar que más personas se contagien.
Navidad nos lleva a generar espacios de paz y amor, donde podemos enseñar a los niños la importancia de regalar sonrisas a quienes han tenido un año difícil; podemos meditar e intentar convertirnos en personas de buena voluntad que, con pequeñas acciones, aportan para construir una mejor sociedad, que comparten la alegría de servir al prójimo, que se preocupan por quienes sufren y por quienes viven en condiciones de mayor vulnerabilidad.
Navidad no es individualismo, mucho menos consumismo exacerbado, es todo lo contrario, es amor, solidaridad, paz, es abrir nuestro corazón y llenar nuestro espíritu, es estrechar lazos de fraternidad y amistad con los cercanos y también con los extraños, pues se trata de amar desinteresadamente a los nuestros y también al prójimo.
Foto: La Nación