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Las ciudades, “causa y solución” del cambio climático

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Las ciudades consumen una gran parte del suministro energético mundial y son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, dado su destacado papel como centros de innovación y creatividad, pueden proporcionarnos las respuestas para combatir el calentamiento global, como explica la responsable de ONU-Hábitat en una entrevista con Noticias ONU.

Las ciudades de todo el mundo constituyen la “principal causa del cambio climático”, pero también pueden formar parte de la solución para lograr la reducción de los nocivos gases de efecto invernadero que provocan el aumento de la temperatura global, según la directora ejecutiva de ONU-Hábitat, Maimunah Mohd Sharif.

Sharif formará parte del grupo de líderes mundiales que se reunirán en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York el lunes 23 de septiembre durante la Cumbre sobre la Acción Climática convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.

La máxima responsable de ONU-Hábitat explica que el programa de las Naciones Unidas, bajo el liderazgo de los Gobiernos de Kenya y Turquía, apoya una de las nueve áreas de acción diseñadas por el Secretario General para la Cumbre, en concreto la dedicada a “Infraestructura, ciudades y acción local“.

Noticias ONU le preguntó a Maimunah Mohd Sharif qué papel deberían desempeñar las ciudades para frenar el cambio climático.

¿Por qué las ciudades son un elemento importante de la lucha contra el cambio climático? 

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y probablemente esta cifra aumente a más de dos terceras partes para 2030. Las ciudades consumen una gran parte del suministro energético mundial y son responsables de aproximadamente el 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero derivadas de la energía, que absorben el calor y provocan el calentamiento de la Tierra.

Los niveles de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más común, han alcanzado los niveles más altos de la historia, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles para la producción de energía.

La enorme huella de carbono – un índice que mide el impacto sobre el calentamiento global- creada por nuestras ciudades es el resultado de una mala planificación y diseño. La dispersión a los suburbios con pocos medios de transporte público y hogares alejados del trabajo y de los comercios produce un aumento de coches en las carreteras emitiendo dióxido de carbono. Además, la mayoría de los edificios siguen utilizando combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas.

Así vemos como las ciudades, si bien son la principal causa del cambio climático, también son las más afectadas. La mayoría de ellas están ubicadas cerca del agua, lo que supone un peligro por el potencial aumento del nivel del mar y las tormentas. Al mismo tiempo, dado su destacado papel como centros de innovación y creatividad, también esperamos que nos proporcionen respuestas. Las soluciones e innovaciones en los sectores de energía, construcción, movilidad y planificación de las ciudades tienen el potencial de reducir considerablemente las emisiones. 

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Melen, una zona de chabolas en el centro de la capital de Camerún, Yaundé.ONU-Hábitat/Kirsten MilhahnMelen, una zona de chabolas en el centro de la capital de Camerún, Yaundé.

¿Cómo pueden participar las ciudades en la reducción del cambio climático?

Cambiando la forma en que planificamos, construimos, gestionamos y suministramos energía a nuestras ciudades y pueblos se pueden obtener enormes beneficios en la reducción de gases nocivos. Las ciudades bien diseñadas, compactas, transitables y con un buen sistema de transporte público reducen en gran parte nuestra huella de carbono per cápita y son esenciales para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de los cuales la acción climática constituye una parte fundamental.

Es urgente reducir la cantidad de dióxido de carbono producido por nuestros hogares y oficinas mediante la transición a edificios sin emisiones de carbono, que no usan ningún tipo de combustible contaminante para la calefacción, la iluminación, la refrigeración o la electricidad. Pueden conseguirlo aumentando su eficiencia energética y utilizando fuentes de energía renovables. 

Las ciudades, pueblos y aldeas en desarrollo pueden construir edificios e infraestructuras muy eficientes energéticamente y diseñarlos mediante el uso de tecnologías innovadoras teniendo en cuenta el clima local. Por ejemplo, la mayoría de las nuevas construcciones en los próximos 30 años se producirán en África y Asia y deberían abandonar el aire acondicionado y potenciar la ventilación natural.

Para suministrar energía a nuestras ciudades debemos generar energía limpia y eficiente en relación con los recursos y alejarnos de los combustibles fósiles. El coste de las energías renovables disminuyó desde 2009, tanto para la modalidad solar como para la eólica, y continuará bajando a medida que más personas la utilicemos.La directora ejecutiva de ONU-Hábitat, Maimunah Mohd Sharif (2ª por la izquierda), con mujeres a las que conoció durante su visita a unos nuevos asentamientos de ONU-Hábitat en Turkana, Kenya.ONU-Habitat/Julius MweluLa directora ejecutiva de ONU-Hábitat, Maimunah Mohd Sharif (2ª por la izquierda), con mujeres a las que conoció durante su visita a unos nuevos asentamientos de ONU-Hábitat en Turkana, Kenya.

La explotación y producción de materiales diseñados para la construcción, como el acero y el hormigón, y los procesos de edificación generan dióxido de carbono, por eso el empleo de infraestructuras con bajas emisiones de carbono también reducirán las emisiones.

El transporte también produce cantidades significativas de emisiones contaminantes. Las ciudades no deben planificarse en base a los coches, sino a las personas e invertir en transporte público sin emisiones de carbono, rutas peatonales y carriles bici protegidos. El transporte público eléctrico, en base a energías renovables, podría evitar la emisión de 250 millones de toneladas de dióxido de carbono para el año 2030, así como mejorar la salud de los ciudadanos y disminuir el ruido y la contaminación atmosférica en nuestras ciudades.

Por otro lado, a medida que se descomponen los residuos orgánicos emiten metano, un gas de efecto invernadero mucho más peligroso a corto plazo que el dióxido de carbono, por lo que es fundamental minimizarlos mejorando los métodos de gestión de desechos y adoptando medidas para capturar y reutilizar las emisiones de metano de los vertederos.

Y, aparte de las soluciones a largo plazo que requieren un cambio en la forma en que operan nuestras economías, todos podemos tomar decisiones personales para modificar nuestro estilo de vida y pautas de consumo.

Con el cambio climático en marcha y afectando a las ciudades, ¿cómo pueden prepararse para esta nueva realidad?

Los efectos de los recientes cambios climáticos en el planeta, así como los futuros riesgos medioambientales, han impulsado a unas mil ciudades de todo el mundo a declarar una emergencia climática.

La adaptación climática, por la cual las ciudades se adecúan al estado actual del clima o al que se produzca en el futuro, es una buena inversión. Puede incluir sistemas de alerta temprana, infraestructuras y viviendas resistentes al clima e inversiones en recursos hídricos. 

El Informe de la Comisión Mundial sobre la Adaptación de este año, dirigida por el ex Secretario General de la ONU Ban Ki-moon; Bill Gates, copresidente de la Fundación Bill y Melinda Gates; y Kristalina Georgieva, directora ejecutiva del Banco Mundial, demuestra que invertir 1,8 billones de dólares en la adaptación al cambio climático puede generar beneficios por un total de 7,1 billones de dólares.

Los hogares resilientes sólo funcionarán si tenemos comunidades resistentes. Hace poco me reuní con la secretaria general del Commonwealth, Patricia Scotland, y otros líderes mundiales y nos comprometimos a trabajar juntos para asegurar una mejor reconstrucción. Nuestro interés en “Infraestructura, Ciudades y Acción Local” forma parte del Plan Estratégico de ONU-Hábitat para construir resiliencia climática en todo el mundo.Un asentamiento informal en la capital de Haiti, Port-Au-Prince.ONU-Habitat/Julius MweluUn asentamiento informal en la capital de Haiti, Port-Au-Prince.

¿Hasta qué punto las personas más pobres y vulnerables son las más afectadas por el cambio climático en las ciudades?

Las personas más desfavorecidas de nuestras ciudades y comunidades serán las más perjudicadas por el cambio climático en cuanto a inundaciones, deslizamientos de tierra y calor excesivo. Esto se debe a que a menudo viven en casas precarias situadas en lugares vulnerables como las laderas de las montañas o terrenos inundables y sin infraestructura para la reducción de riesgos ante desastres, como los desagües pluviales en activo. Se estima que en todo el mundo hay 880 millones de personas que viven en asentamientos informales muy vulnerables al cambio climático.

Les pedimos a los gobiernos a que planifiquen mejor y reconstruyan mejor.

¿En qué medida son diferentes los desafíos a los que se enfrentan las ciudades de los países en desarrollo en comparación con las del mundo desarrollado?

Todo el mundo está amenazado por el cambio climático, pero los países en desarrollo son a menudo los más afectados. A menudo no tienen la capacidad de enfrentarse a fenómenos meteorológicos extremos y no cuentan con suficientes marcos de gobernanza para abordar los problemas climáticos. Las ciudades de los países en desarrollo también se enfrentan a obstáculos en el acceso a la financiación del combate contra el cambio climático, como la falta de atención a las ciudades como prioridad estratégica.  Por último, el cambio climático no respeta fronteras: afectará a todo el mundo y todos tenemos que actuar unidos para detenerlo de inmediato.

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